¿Podemos ser racionales al comprar una casa?

Ser racionales al comprar una casa es una de las decisiones más importantes en la vida de una persona, por lo que debería ser una acción racional. Sin embargo, las emociones y los sentimientos son muy importantes en cualquier intersección importante y, a veces, se juegan malas pasadas. Por tanto, los mecanismos irracionales iniciados por el cerebro se pueden detectar fácilmente y así poder entender cómo manejarlos y tomar una decisión adecuada.

EL “EFECTO AISLAMIENTO”
¿Podemos ser “racionales” al comprar una casa?
El proceso suele ser siempre el mismo. Primero, se filtran las opciones según tres factores: el precio, la localización y la superficie. A continuación, la persona visita una serie de viviendas que se ajustan a esos filtros y elige, entre las que le ofrecen, valorando las características que más las distinguen.
En este procedimiento, las personas suelen cometer un fallo importante que los investigadores de la UPM llaman: “efecto aislamiento”. Dicho efecto consiste en la tendencia del cerebro a prestar mucha atención a los factores principales y a obviar aquellas diferencias que las viviendas tienen entre sí y que, a la larga, pueden ser muy importantes. Este es el motivo por el que una persona puede, pasado un tiempo, cansarse de una vivienda que, a priori, parecía cumplir con sus exigencias.

FENÓMENO DE ANCLAJE Y AJUSTE
Según las teorías de los psicólogos, cuando una persona está en el proceso de comprar una casa, tiene la tendencia de comparar las viviendas que está visitando con una casa de referencia.
Esta casa funciona como “ancla”, ya que será la referencia de la persona a la hora de decidir el precio a pagar y otros aspectos cualitativos. La comparación es natural y no es peligrosa siempre que la persona haga los ajustes pertinentes para no cometer errores.
Por ejemplo: Tendrá que mentalizarse de que los precios han cambiado desde que compró su última vivienda y ajustar sus referencias a las del mercado actual, antes de tomar la decisión final.
EL “EFECTO PROMINENCIA”
Investigadores estudiaron la tendencia humana a centrarse en un factor que se considera fundamental y no fijarse en los demás: el “efecto prominencia”.
Por ejemplo: si una persona considera primordial que su casa esté en una zona tranquila, escogerá, entre opciones similares, la vivienda que le parezca más silenciosa obviando otros factores que también son fundamentales.

¿Cómo neutralizar esta tendencia?
Pregúntate qué se podría hacer, en las otras viviendas que se han visto, para hacerlas más silenciosas (aislamiento adecuado, doble acristalado, etc.). De esta forma, si la persona ve que hay soluciones, el factor de la tranquilidad dejará de ser el que más pese en la decisión final.
Aunque parezca difícil, es posible neutralizar las creencias y pensamientos, que puedan acabar en una mala decisión, siguiendo algunos consejos:
1- Estudiar el mercado
Para evitar falsas creencias en cuanto a los precios, lo ideal es informarse bien de cómo está el mercado inmobiliario y las tendencias que los expertos prevén a corto y medio plazo. De esta forma, se podrá decidir de una forma más ajustada cuál es el mejor momento para comprar y no quedarse con la primera oferta.

2- Tener presente la deuda
Aunque el deseo de tener una vivienda con unas características determinadas sea muy fuerte, conviene pensar en cuánto se traducirá en términos de deuda. Comprar una casa porque tenga un salón más grande o un garaje, puede suponer un aumento considerable del precio y, por lo tanto, de la deuda contraída.
3- Pensar en frío
Es normal dejarse llevar por factores irracionales al ir a comprar una casa, pero hay herramientas que son de gran ayuda porque no se sujetan a esos condicionantes. De esta forma, será mucho más fácil tomar las decisiones adecuadas sin dejarse llevar por factores emocionales.
Sin embargo, ¿es posible ser completamente racional cuando se toma la decisión de adquirir una vivienda?